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Antoni Gaudí fue un hombre de campo. Su habilidad manual y visual le venía de familia: su padre fue calderero y especialista en la elaboración de alambiques. El taller estaba en la casa. Fue un hombre con mucho sentido común y al mismo tiempo intuitivo.

Antoni Gaudí nunca dio conferencias, no concedió entrevistas, no escribió libros y no consiguió ser profesor ni catedrático de la Universidad de Arquitectura de Barcelona.

Todo ello permite, hoy en día, elucubrar sobre Gaudí, sobre todo por aquellos ajenos al mundo de la historia, el arte o la arquitectura. Y de esto tenemos muchos ejemplos en Barcelona: neo-guías o neo-artistas que, sin ninguna formación y de forma intrusiva, se erigen como sabedores engañando y confundiendo a los turistas y las gentes que visitan la ciudad. También encontramos ejemplos en las empresas privadas que gestionan edificios emblemáticos de Gaudí, que ven dragones donde solo había peces.

Gaudí fue un hombre Modernista. Inteligente, creativo, emotivo. Un Catalán en una época convulsa en una España que transitaba entre dos siglos.

Antoni Gaudí fue también un humanista en el más amplio sentido de la palabra. Ponderó los gremios artesanales y recuperó los oficios medievales como la forja, la ebanistería, el vidriado, la piedra, la metalurgia, la cerámica, el mosaico,  etc. Y como humanista, creía en la condición del ser humano como el centro y motor del cambio.

Antoni Gaudí fue una persona religiosa y piadosa. Un hombre de ayuno fácil, un pedigüeño generoso,  que en sus últimos años decidió donar todo su sueldo a su obra magna: La Sagrada Familia. Fue el arquitecto de Dios. No solo porque la Sagrada Familia está considerada como la representación de la biblia en piedra, no solo porque en todos sus edificios encontramos elementos que se elevan al cielo loando a Dios, sino también porque quiso representar a la más bella obra de Dios en todos sus edificios: la Naturaleza.

Antonio Gaudí como arquitecto sentó las bases de la arquitectura moderna del Siglo XX innovando y creando nuevos elementos y estructuras. El secreto de su éxito es que todas las formas que creó, tenían una función concreta y además un gran sentido estético, al que le añadió sentimiento y espiritualidad.

Antonio Gaudí, arquitecto inspirador para muchos arquitectos modernos como: Norman Foster, arquitecto inglès, dijo en 1985: » Gaudí es mi inspiración, fue uno de mis héroes» A juicio de Oriol Buigas, arquitecto catalan, dijo en el 2002: «Gaudí fue un vanguardista, un anticipador de las Modernidades». Le Corbusier, arquitecto suizo-francés, visitó la Sagrada Familia en 1928 y dijo embelesado: «Gaudí nos ha dejado la fuerza, la fe y la técnica de una arquitectura de intenciones nobles, capaz de llegar a los corazones sensibles de los hombres». Arata Isozaki, arquitecto japonés, dijo en el 2002: «Gaudí aprovecha la diferencia como una palanca del genio y en la Colonia Güell crea superficies inéditas y originales. Nos dejó un nuevo enfoque renovador para la arquitectura moderna. Creó algo único y coherente»

Gaudí fundió abstracción con naturalismo y arquitectura con escultura. Eusebi Güell, fue el gran amigo y protector de Antoni Gaudí. Quizás sin él, se hubiera perdido una mente privilegiada. Gracias a Josep Ma Jujol, Antoni Gaudí se revalorizó y no se perdió su legado durante la guerra civil Española. Jujol, fue el único arquitecto de su época que interpretó y siguió la obra gaudiniana en una línea de progreso consciente.

Y por último, Barcelona no sería lo que es sin Gaudí: el espíritu de un solo hombre se ha convertido en Patrimonio de la Humanidad.

Marta Eri Rufat
Historiadora | Arqueóloga | Restauradora de Mosaico

Trencadís BCN – Escuela de Mosaico de Barcelona